Desde
los primeros informes de COVID-19 en Wuhan, China, ha habido un debate
considerable sobre el origen del virus causante. Las infecciones por covid-19
ahora están muy extendidas, convirtiéndose en una pandemia, que ha generado
muchas muertes, debido a esto, la organización mundial de la salud, ha impuesto
diversas medidas de bioseguridad, para evitar el crecimiento de contagios y
muertes, además, declaró estado de pandemia el 12 de marzo del 2020.
Como bien sabemos, es un virus muy agresivo y para evitar su
contagio, es lavarse las manos, evitar tocarse la cara, taparse cuando
estornuda y tose, y, sobre todo, distanciarse físicamente. Aunque las
recomendaciones son simples, pareciera que el pánico nos está desviando la
atención hacia acciones para nada efectivas y que ponen en riesgo la salud de
cientos de miles personas vulnerables y pueden socavar el bienestar general.
Como menciona Moros: “La probabilidad de contagiarse no sólo depende de sus
propios cuidados, depende también de que se cuiden los demás”. (2020)
Otra forma de evitar contagios, es la inmunización, a
través de las diferentes vacunas que han desarrollado diversos laboratorios, sin
embargo, la desinformación, ha generado que, la población no decida vacunarse, las razones son, mayoritariamente, desconfianza en
la efectividad o la seguridad del biológico.
Sin embargo, aunque
nadie señaló que no quiere aplicarse la vacuna por convicciones
religiosas; sí hay casos de pastores y
templos que les han indicado a sus seguidores que no lo hagan. (Arrazola, 2021)
Quienes necesiten
deambular en sitios públicos, por motivos de trabajo o fuerza más grande,
tienen que tomar medidas preventivas. Reducir la propagación del virus para que
el número de casos se extienda es una de las maneras de aplanar la curva de la epidemia y evadir que el
sistema de salud pública colapse.
Mientras menor transmisión
a lo largo del tiempo, menor es la carga para el sistema de salud y mayor es la
probabilidad de que satisfaga la demanda epidémica, lo que destaca la
importancia del aislamiento social como medida para prevenir y controlar la
propagación de la enfermedad y preservación del sistema de salud.
Por lo tanto, si
queremos evitar contagiarnos o incluso evitar riesgos de muerte por dicho
contagio, lo principal, es cumplir con todas las medidas de bioseguridad, y
vacunarnos, hoy en día, tenemos la disposición de acudir a un centro de salud y
adquirir las inmunizaciones, la propagación del virus del COVID 19, es un
problema de acción colectiva, teniendo en cuenta que cuidarme es cuidar a los
demás, además así evitamos el contagio a los grupos de vulnerabilidad, además
apoyamos al sistema de salud, que velan por nuestra seguridad.
Referencias:
Ciotti, M., Ciccozzi, M., Terrinoni, A., Jiang, W. C., Wang, C. B., & Bernardini, S. (2020). The COVID-19 pandemic. Critical reviews in clinical laboratory sciences, 57(6), 365-388. Recuperado de: https://doi.org/10.1080/10408363.2020.1783198
Moros, L. (2020). Covid-19: La pro-socialidad vs. la desobediencia. Recuperado de: https://uniandes.edu.co/es/noticias/sociologia/covid19-la-prosocialidad-vs-la-desobediencia
Diario el comercio. (2021). Pastores del Caribe han influido en decisiones de personas sobre la vacuna contra el covid-19. Recuperado de: https://www.elcomercio.com/actualidad/mundo/pastores-caribe-influencia-personas-antivacunas.html
Alves, J.(2020). IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS PREVENTIVAS PARA EVITAR EL COLAPSO DEL SISTEMA DE SALUD. Recuperado de: https://www.siicsalud.com/dato/resiiccompleto.php/164755
Buen discurso
ResponderEliminarHabla verdaderamente sobre la situación de hoy en día.
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